07 agosto 2011

USAR FACEBOOK COMO PLATAFORMA PEDAGOGICA

Alejandro Piscitelli, académico de la Universidad de Buenos Aires: `Reintrodujimos el momento de placer dentro del aula`, decidió usar facebook como plataforma pedagógica y tuvo muy buenos resultados, el ex director del portal educativo argentino educ.ar utilizó la red social como plataforma educativa y cuenta sus resultados.

“Estábamos hartos del pacto pedagógico cínico que existe y que dice: los docentes hacen como que enseñan y los alumnos hacen como que aprenden. Dijimos, vamos a reinventar el aula universitaria y ese fue el proyecto Facebook”. 

Así explica Alejandro Piscitelli, ex director del portal educativo argentino Educ.ar, filósofo y magíster en Ciencias de Sistemas y en Ciencias Sociales, cómo nació la idea de usar la red social creada por Mark Zuckerberg como una plataforma pedagógica, primero entre estudiantes de la Universidad de Buenos Aires y ahora entre alumnos de secundaria de la Escuela Nacional Domingo Faustino Sarmiento. 

Piscitelli habla rápido y afilado. Así logró la atención de los asistentes a su ponencia durante la reunión anual de la Red Latinoamericana de Portales Educativos (Relpe), que se realizó hace algunos días en Santiago. 

Su propuesta es que las escuelas se abran a las tecnologías que sus alumnos usan actualmente para divertirse y para aprender del mundo que los rodea. 

-El sistema educativo recela del uso de redes sociales, porque los alumnos pierden tiempo en ellas y porque dejan al descubierto la vida privada. 

“La reacción del sistema es de tutelaje o preservación de la intimidad, pero en realidad es una reacción tremendamente defensiva, porque se ven amenazados por las redes sociales”. 

-¿Por qué? 

“Facebook no es una plataforma de encuentro de amigos, es una plataforma de convivencia y cooperación alternativa al sistema educativo. Por eso la reacción de este sistema es cerrar, cortar, negar, desvalorizar, amenazar; porque lo que ve es que le apareció un enemigo donde menos lo esperaba”. 

-¿Hay una lucha entre ellos? 

“Creo que lo que estamos viviendo son vidas paralelas, en que el sistema educativo funciona por un riel y las redes sociales van por otro. Y ambos compiten por el tiempo de atención dentro del aula. Entonces, ¿qué hacer?”. 

-Esa es la gran pregunta y ustedes decidieron trabajar con Facebook y convertirlo en un aliado en sus clases. 

“No lo hacíamos en la clase, porque los alumnos de la universidad no tenían computadores. Apostamos a tener un encuentro, con contenido teórico y práctico, en la clase, pero con la idea de que el aprendizaje transcurriera dentro del espacio de Facebook y así fue”. 

El curso que daba Piscitelli era Introducción a la Informática, a la Telemática y al Procesamiento de Datos, para alumnos de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la UBA. 

Cada grupo tenía su sitio, donde transcurrían las discusiones, planeaban el trabajo, subían sus avances, veían el trabajo de los demás, etc. “Calculamos que un trabajo de este tipo implica cinco a 10 veces más de tiempo de parte de docentes y alumnos”, dice el académico. 

Todos los informes debían ser productos audiovisuales, los subían a YouTube y tenían un enlace con la página en la red social. 

-¿Y eso se puede hacer en la escuela? 

“Sí. En la escuela primaria es mucho más posible, porque los chicos son más permeables, van donde los lleves. En la secundaria tienen esto del desafío de la autoridad, en que necesitas conquistarlos uno a uno, es un trabajo de hormiga sintonizar con el deseo de los pibes”. 

-Difícil para profesores que tienen 40 niños en una clase. 

“Sí, está bien, pero la situación es la que tenemos. Si crees que está más o menos bien, no cambies nada. Si crees lo contrario y tienes una estrategia que funciona y la estás haciendo, seguirás con ella. Es lo que hacemos nosotros. Dijimos, vamos a reinventar el aula universitaria y ese fue el proyecto Facebook. Sólo reintrodujimos el momento de placer dentro de la sala de clases”. 

Un cambio que, destaca, termina con la idea de transmisión de conocimiento del profesor hacia el alumno y privilegia una donde el docente es un “coach, un facilitador, un acompañante y también un aprendiz. Una idea de reverse mentoring , donde el chico le enseña al profesor”. 

Una clase donde hablan más los estudiantes que los docentes. “No tenemos más ridículos papers que son copy-paste de todos los autores de la literatura, con citas horribles. El producto es audiovisual”. Como la cultura cotidiana de los alumnos. 


Fuente: diario El Mercurio de Chile 

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